LLAMAS SACERDOTALES
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domingo, julio 23, 2006

DIOS PUEDE CAMBIAR VIDAS

AMIGOS ESPERO QUE LEAN ESTE TESTIMONIO DE COMO DIOS PUEDE CAMBIAR TU VIDA SI AUN NO LO RECIBES EN TU CORAZON EL TE ESPERA QUE ESPERAS QUE NO LE DAS LA OPORTUNIDAD OSCAR G. QUE DIOS LOS BENDIGA...!!!































¿Cómo puedo ser una mejor persona si...?
Esa era mi pregunta al ver que la vida que yo había construido se desplomaba sin que pudiera remediarlo.
Desde niña odiaba la injusticia, la vileza, la hipocresía de la gente a mi alrededor.

Crecí en un hogar que no tuvo un fundamento firme, con un padre responsable y honesto, pero débil con las mujeres y una madre resentida que ahogaba su pena con alcohol.

Mi refugio fue la literatura y pronto absorbí ideas que me dieron una perspectiva distinta para ver la vida, pero sin esas "ataduras" religiosas y sociales que le impedían a la gente ser feliz.

Me hice atea desde los 8 años más o menos.
Los poemas que escribía en mi diario de adolescente reflejaban la soledad, la angustia y la impotencia para cambiar el ambiente insoportable de mi hogar.
De esa época, tengo muy presente la ocasión en que mis maestras de secundaria (estudié en un colegio de religiosas) me presentaron tres opciones vocacionales: el Matrimonio, el Celibato y la vida Religiosa.

Al ver tan pobres alternativas, mi desilusión se transformó en ira y estalló en rebeldía. ¿En dónde estaban las vidas exitosas dignas de imitar? ¡Era absurdo! Tantas vidas ordinarias, mediocres y sin visión. Entonces decidí que yo misma buscaría y forjaría mi vida conforme a lo que me conviniera porque no quería quedar frustrada igual que la mayoría.

¿Cómo viví? No hubo nada de lo que me hubiera privado en apetitos carnales. En el mercado de las ideas Evolucionistas, el sexo y las drogas no deben causar culpa ni consecuencias. ¡Qué engaño nefasto! En mi carrera, arrastré a muchas personas a creer la misma falsedad, hasta el punto en que, creyendo que mi vida ya no tenía alternativa, le pedí apoyo a mi mamá. Ella me mostró un rostro nuevo, su sobrio consuelo imprimió paz en mi corazón y acepté que orara por mí. Esa noche, en medio del estruendo de una tormenta, clamé a Dios, lo desafié, le hice reproches y me quedé dormida sin saber cuándo.

Por la mañana supe que me había escuchado porque fue Él quien rompió la soga del suicida por el que sufría.
Entonces me rendí y asistí a un evento diferente en el que mi espíritu fue tocado con estas palabras: "El cielo ve a triunfadores, el cielo ve lo que tú puedes ser. Y cree en gente así, igual a mí... el cielo ve..."Y lo creí".

Hoy, hace ya diez años que Cristo vino a mi vida. Pronto cumpliré cinco años de haberme casado con un varón de Dios y cada día enfrento con gozo el desafío de ser esa mujer triunfadora educando a las dos hijas que el Señor nos ha confiado.

Cuán amplio horizonte de oportunidades nos ha abierto Él para diseminar Su Evangelio transformando nuestra vida como individuos y como familia. Somos verdaderos triunfadores, ahora lo sé. ¡No nos cansemos de hacer el bien!

Posted by nohequ :: 4:17 p. m. :: 0 Comments:

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